América Latina y las nuevas Revoluciones

Por: Carlos Ochoa

Semanas y semanas la región ha vivido un nuevo despertar social, las exigencias de la ciudadanía ante el establishment político y económico, denunciado las graves y profundas desigualdades que han generado durante décadas al fin han cobraron vida; además cabe felicitar a los ciudadanos al salir en defensa de sus derechos, a no dejarse engatusar por promesas vacías de contenido, recuperando con ello el auténtico Poder, el cual delegaron en sus representantes, pero ante la evidente falla de ellos, decidieron ponerle fin.

Esto es la democracia, la expresión más pura del Poder de sus verdaderos detentadores, quienes son más educados, exigen cambios coherentes y tienen una visión de futuro que va más allá de ellos mismos; pensamiento que no conoce ideologías prefabricadas (ya sean de izquierda o derecha, siempre he creído que los extremos son perniciosos) ni campañas dizque políticas, nuestra experiencia electoral nos muestra que ya no hay partidos políticos ni mucho menos líderes políticos, ahora tenemos a cambio caudillos políticos y "políticos" con delirios de mesías, quienes tratan de captar adeptos entre los incautos e ingenuos, para sus obvios intereses y apetitos.

Las personas estamos despertando del aletargamiento al que nos tenían sometidos, estamos viviendo una importante etapa, una oportunidad para tener mejores representantes, personas que realmente nos representen, nos defiendan, nos oigan, sé que muchos tienen la suficiente aptitud para reconocer a quienes sólo se representan a sí mismos y sus intereses egocéntricos; además de los discursos de los especialistas en materia social, quienes tratan de descifrar tanto caos social, fenómeno que para ser sinceros tiene una génesis tan antigua como la Revolución Francesa: simplemente las personas se cansaron, nos cansamos de tanta falta de compromiso de nuestros Gobiernos y de aquellos que juraron defender y trabajar por nuestra Nación; y si algo tan elemental como ello no pueden entenderlo, pues estimados lectores temo decirles que esto seguirá en Latinoamérica, para bien o para mal.